ENSEÑAR AL QUE NO SABE
"Nadie nació instruido". En muchísimas ocasiones escuché este refrán. Siempre me lo repetían en casa cuando me resistía a pedir ayuda sobre algo que no conocía. Ahora que soy estudiante de filosofía lo he recordado de nuevo. Es demasiado lo que se puede aprender en esta y de esta vida. Ante nuevas definiciones, conceptos, idiomas, teorías me convenzo cada vez más de la veracidad de este dicho popular.
Pero el refrán me ha hecho pensar más allá de sus 19 letras. Me ha venido a la mente una de las 14 obras de misericordia. Aquella espiritual de enseñar al que no sabe. Más que un simple recuerdo es una reflexión sobre esta obra de misericordia.
La primera reflexión está en entender el refrán. Nosotros tuvimos necesidad de otros que nos enseñaran hasta las cosas más elementales como caminar o hablar, escribir, contar y leer. Hemos experimentado la riqueza de que algunos se detengan y nos dejen unos conocimientos para la vida. Creo que esta experiencia es suficiente para lanzarnos a enseñar a los demás, como compensación a aquellos que algún día nos compartieron su saber.

